21 puñaladas y una traición: el estremecedor caso de Helena Bustos

Lo que comenzó como la desaparición de una joven de 20 años en Valdivia terminó por destapar uno de los crímenes más impactantes registrados en Chile en los últimos años. Helena Bustos Sánchez fue vista por última vez el 28 de abril de 2020. Al mes siguiente, su cuerpo fue hallado flotando en el río Calle Calle, con 21 apuñaladas en distintas partes del cuerpo.

Dos mujeres, madre e hija, fueron las autoras intelectuales del crimen que terminó con la vida de Helena Bustos. La joven arrendaba una pieza en la casa de ambas, y tras una fuerte discusión, se desencadenó el macabro plan. Cecilia Mímica y Maggi Filgueira, involucradas en el microtráfico de drogas, contactaron a Fernando Quevedo y Matías Pereira para ejecutar el asesinato.

Las responsables no solo idearon el homicidio, sino que también facilitaron todos los medios para llevarlo a cabo: entregaron un cuchillo, un vehículo para el traslado de la víctima y un teléfono exclusivo para coordinar cada detalle del ataque.

El nivel de frialdad con el que se desarrolló el plan estremeció a la opinión pública. No se trató de un acto impulsivo, sino de una ejecución meticulosa, donde cada uno de los involucrados cumplió un rol. Las autoras intelectuales no solo contrataron a los autores materiales, sino que también se aseguraron de cubrir sus pasos, creyendo que jamás serían descubiertas.

Uno de los elementos más perturbadores fue que Matías Pereira asistió al funeral de Bustos y se acercó a su madre para darle el pésame. Incluso le dedicó palabras en redes sociales donde la describía como su «amiga» y expresó su dolor por la pérdida.

Sin embargo, las pruebas, los testimonios y la investigación persistente permitieron que los responsables fueran llevados a juicio. El veredicto fue claro: los cuatro implicados fueron declarados culpables. Las condenas oscilaron entre los 18 y 20 años de cárcel.